sábado, 12 de octubre de 2024

Si no nacen niños, que trabajen los jubilados: ante la escasa mano de obra, Japón fomenta el empleo entre los veteranos

• El Gobierno de Japón ha hecho cambios en su sistema para que la gente mayor pueda trabajar sin que su pensión se vea afectada 

• También se fomenta la educación y el aprendizaje entre los trabajadores sénior

Japón se enfrenta a un rápido envejecimiento de la población y a un descenso de la natalidad, lo que lleva a una escasez de mano de obra. Ya hemos visto cómo el país se ha tenido que abrir a los trabajadores extranjeros y sus programas para atraer talento internacional.

Además, está apostando por otra idea: fomentar la empleabilidad entre los veteranos y fomentar que la gente mayor de 60 años se mantenga en el mercado laboral. A través de la legislación y de programas de subvenciones, el gobierno japonés está animando a las empresas a crear mejores condiciones de trabajo para el empleo senior en Japón y también para ayudarles a reciclarse profesionalmente, como recoge el Foro Económico Mundial.

Según un informe de la Federación Empresarial Japonesa, la tasa de empleo de personas de 65 años o más en Japón alcanzó el 25,2% en 2022, notablemente superior a la de otros países, como Estados Unidos (18,6%) y el Reino Unido (10,9%). Las encuestas indican que aproximadamente el 80% de los trabajadores japoneses quieren seguir trabajando después de jubilarse. De hecho, que la gente mayor en Japón esté trabajando en vez de disfrutar de su jubilación tras décadas de esfuerzo ha dado para muchos estudios (la tasa de trabajadores mayores ha ido aumentando con los años).

Hay algo muy particular en Japón: por ley, las pensiones se reducen una vez cumplidos los 60 años, si la combinación de pensión y salario supera una cantidad más alta. Muchas empresas fijan los salarios para garantizar que el pago de las pensiones no se vea afectado, y esto se traduce en un salario más bajo para los mayores, incluso cuando realizan el mismo trabajo. Como consecuencia, la motivación de los trabajadores seniors es baja.

Esfuerzos para que la gente mayor trabaje

Mientras Japón se enfrenta a un rápido descenso de la natalidad, el país ha visto que es necesario realizar esfuerzos para mejorar el entorno laboral de los empleados sénior con experiencia.


Hay iniciativas del gobierno para que la gente mayor quiera seguir activa. Por ejemplo, el gobierno japonés, a través de la Ley Revisada de Estabilización del Empleo de las Personas Mayores y otros programas de subvenciones, quiere ofrecer oportunidades de empleo seguras para los trabajadores hasta los 70 años para que las empresas puedan contar con sus profesionales veteranos sin que estos tengan que sacrificar prestaciones.

Por ejemplo, el fabricante de aire acondicionado Daikin permite a los trabajadores de sectores muy especializados trabajar más allá de los 65 años, y los empleados veteranos siguen activos en primera línea incluso después de los 70 años.Para ello, Daikin permite a los empleados recibir ascensos y aumentos salariales después de los 60 años.

El Ministerio de Sanidad, Trabajo y Bienestar Social ofrece subvenciones a las empresas que conviertan a trabajadores mayores con contrato de duración determinada en empleados fijos.

Mantener a la gente formada

Por otro lado, para el reciclaje profesional, hay ejemplos de empresas muy conocidas. Konica Minolta y Canon tienen programas de formación para empleados de 50 años.

En el año 2022, el primer ministro Fumio Kishida anunció una importante inversión para apoyar los esfuerzos de reciclaje profesional. Esto ha llevado a la ampliación de los programas de subvenciones, especialmente en el sector digital, destinados a mejorar las competencias de la mano de obra.

Además, los gobiernos locales han establecido instalaciones y sistemas que ofrecen oportunidades gratuitas de desarrollo profesional a los mayores. Según el Foro Económico Mundial, las oportunidades de reciclaje profesional mejoran las perspectivas de empleo y contribuyen a una mayor satisfacción laboral entre los empleados de más edad.


Fuente.


domingo, 29 de septiembre de 2024

"Necesito tomarme un descanso de trabajar de lo mío": por qué hay tantos jóvenes hartos ya de sus oficios

Jorge, María, Ana, Paco, Julia, Carolina y Lucía están saturados. Han pensado mucho en dejar los trabajos para los que han estudiado durante años, buscando el equilibrio entre vida personal y laboral. ¿Es la mejor solución?

Jorge, María, Ana, Paco, Julia, Carolina y Lucía son siete jóvenes (los nombres han sido modificados para preservar su anonimato) de entre 24 y 28 años que no están contentos con su curro, a pesar de poder dedicarse a 'lo suyo'. Aunque ellos son los que han contado su historia a este medio, no son, ni mucho menos, los únicos que se sienten así.

El Índice de Oportunidad (Opportunity Index) publicado por LinkedIn en 2020 asegura que a uno de cada cuatro españoles le gustaría cambiar de trabajo. Es más, las cifras que revela el estudio de IONOS sobre las aspiraciones y los temores profesionales de la población española son muy impactantes: el 45% de los jóvenes que tienen entre 20 y 29 años están algo insatisfechos, insatisfechos o completamente insatisfechos con su situación laboral.

En este 45% se encuentra Jorge (28 años, con estudios en Comunicación Audiovisual y especialización en cine), que tras cinco años trabajando como periodista, ha decidido dejarlo: "Ahora estoy desempleado, que no parado, pues no tengo derecho". Y Julia (26 años, estudió Periodismo y Comunicación Audiovisual y un MBA en Marketing y Gestión de Empresas), que también ejerce como periodista, ha pensado en reinventarse "muchísimas veces": "Quiero dedicarme a otra cosa radicalmente diferente, tipo enfermería o farmacia. No descarto nada".

"Me estoy planteando dejar el trabajo y buscar algo de hostelería por el barrio, con otros horarios"

María tiene 26 años, estudió Administración y Dirección de Empresas, Integración Social y un Diplomado en Migraciones Forzadas. Ahora es contable fiscal y también ha pensado en cambiar por completo de sector: "Me estoy planteando dejar el trabajo y buscar algo de hostelería por el barrio, con otros horarios, no me importaría trabajar de noches o reducir mi jornada para cuidar la desmotivación que está acabando conmigo. Quiero estudiar un idioma sin que suponga un drama en mi rutina, quiero disfrutar de mis hobbies, quiero sentir que tengo energía y volver a tener motivaciones. Me gustaría redirigir mi carrera profesional, no quiero volver a una oficina".

Desde que somos pequeños se nos inculca una idea: tienes que estudiar e ir a la universidad, sin valorar cuál es nuestra verdadera vocación. Belén Romero, coach laboral, asegura que, al desconocer cada persona sus preferencias reales, "muchas veces empieza un trabajo pensando que le motiva y, cuando ya está metido dentro, va viendo las responsabilidades que tiene y descubre que no le compensa seguir en ese empleo, ya sea por el horario, las funciones que está realizando... Es entonces cuando entra en crisis".

Idealizar un trabajo mientras estudias para dedicarte a ello es algo que ocurre, según Romero, "hasta que descubres de qué va en realidad". "Nos ha pasado a todos de decir: 'ostras, ¿realmente me quiero dedicar a lo que he estudiado?'. Muchos profesionales acaban alcanzando ese burnout (síndrome de desgaste profesional) por el que deciden dejar sus trabajos cualificados para currar en un supermercado o en una cafetería, asumiendo que así van a llegar, hacer su trabajo y volver a su casa sin arrastrar responsabilidades, sabiendo que el jefe no les va a llamar por la tarde, no les va a mandar ningún correo", explica la coach laboral.

Ana, de 26 años, graduada en Comunicación Audiovisual, ya ha alcanzado ese burnout; pero lo ha experimentado tanto en su sector como en otros: "Ya he trabajado en cosas que 'no son lo mío' y me quema bastante también... Vivir en Madrid y trabajar 8 horas en algo que no es satisfactorio, es mortal (sobre todo por los tiempos de desplazamiento, que aumentan la jornada inevitablemente). También me quemaría bastante haberme gastado bastante dinero en formación que no me va a reportar beneficio, por decirlo de alguna forma. Tampoco sabría muy bien cómo enfocar de nuevo mi carrera".

Cansados, ¿de qué?

Los jóvenes están tan quemados e insatisfechos con sus trabajos, que hay quienes ven en un despido una buena noticia. Esto le ha ocurrido a Paco (26 años), graduado en Periodismo y Comunicación Audiovisual, con un Máster de Documental y Reportaje Periodístico Transmedia: "Con el despido de mi último trabajo sentí alivio. Ya llevaba tiempo pensando que no era viable seguir trabajando en una empresa en la que su filosofía era 'hay que trabajar como si fuésemos a heredar la empresa'. Eso me ha llevado a fantasear con dedicarme a cosas de todo tipo. Desde tener un bar o una panadería en un pueblo o ciudad tranquila, porque lo que más quiero es tranquilidad; hasta meterme a hacer un doctorado y ser docente u opositar".

La culpa de este burnout la tiene, en gran medida, el sistema laboral actual: "Este sistema, a través de la precariedad y las altas exigencias, está provocando que los jóvenes se sientan muy presionados. Muchos empleos ofrecen condiciones inestables, con contratos temporales o sin beneficios, lo que genera inseguridad y estrés. Por otro lado, las empresas piden mucha productividad y pocas compensaciones, y apenas existe equilibrio entre trabajo y vida personal. La cultura del 'hustle', resumida como el 'vivir para trabajar', donde el éxito se mide por la cantidad de trabajo realizado, también obliga a los jóvenes a sacrificar su bienestar, unido a la falta de oportunidades de desarrollo y la competencia extrema", explica el equipo de psicólogos del Hub de Affor Health.

Ante la insatisfacción laboral, según la coach, es importante detectar cuáles son los motivos de esta para poder salir de ella: "Si es a nivel de salarios, si es por la saturación, si no te gustan las funciones que desempeñas, si se debe a que no es tu verdadera vocación...". Los jóvenes entrevistados lo tienen claro y todos ellos coinciden en la precariedad, aunque esto no es lo único.

"En mi caso han sido las condiciones laborales las que han hecho que me desencante de mi trabajo"

Ser un falso autónomo de manual, atado a un horario fijo (y malo). Me gusta lo que hago, con algunos o bastantes 'peros' en la clase de tareas que hago, y que considero secundarios ante las malas condiciones laborales, que me han llevado a odiar mi trabajo y sentirme mal continuamente", confiesa Jorge.

María también está harta de la precariedad, de los sueldos bajos y de los horarios: "Es bastante desmotivador ver que pasas toda la semana trabajando en una oficina, con horarios que no te permiten disfrutar de nada durante la semana, luchando continuamente por tu salud mental y tus cuidados y... ¿A cambio de qué? Un sueldo de 1.400 euros, si tienes suerte, y un alquiler de 800 euros, si tienes suerte... Creo que los jóvenes hoy en día estamos muy atados a condiciones de mierda, teniendo unas carreras profesionales muy buenas y con la frustración de ver que a nuestra edad nuestros padres ya tenían una casa con el espacio suficiente para tener familia o no en ella. Ahora te ves en 30 metros cuadrados (con suerte) a gritos con tu roomie, pareja o mascota porque el espacio es insuficiente y las dificultades económicas... Un cuadro".

En la precariedad insiste también Julia, que por su enorme vocación "estaba convencida de que encontraría algo decente. Soy una privilegiada porque estoy en una empresa con mucho renombre y credibilidad, pero no hay plan de futuro, ni una promoción, ni un ascenso, ni siquiera una recomendación por parte de tus jefes a otras secciones. Es frustrante". Esta imposibilidad de crecimiento dentro de su empresa está quemando a Julia, pero también "el paternalismo y el tremendo ignoro que hay hacia las generaciones más jóvenes, más aún si eres una mujer de 26 años".


¿Un cambio radical es la solución?

Cansados de la precariedad laboral, los siete jóvenes han pensado en algún momento dejar sus puestos de trabajo para los cuales han estado años estudiando y reinventarse: "Lo pienso mucho, de hecho, todas las oposiciones públicas que salen las echo. También me planteo buscar alguna salida como guionista o hacer algo en la tele que sé que se cobra más, aunque no sé muy bien si mejoraría el tema de los horarios, que también me interesa mucho porque para mí es importante tener tiempo disponible para mi propia vida más allá del trabajo, qué locura, ¿verdad?", ironiza Lucía, una periodista de 26 años.

"Estamos viendo que ese mundo que nos vendieron en el que si estudiabas ibas a tener trabajo no existe"

Carolina, a sus 24 años, después de estudiar Comunicación Audiovisual y especializarse en Producción de Cine Internacional, ha decidido dejar el mundo del cine. Tuvo una muy mala experiencia en el que fue su primer trabajo y decidió dejar el sector audiovisual por completo: "Ahora trabajo como recepcionista en un hotel. He dejado lo audiovisual y las redes sociales como un hobby". Ella es muy contundente: "Los jóvenes estamos dándonos el golpe de realidad. Estamos viendo que ese mundo que nos vendieron en el que si estudiabas ibas a tener trabajo no existe".

Algunos, como Carmen, ya han afrontado ese cambio de sector, otros todavía no; pero, ¿sirve de algo? ¿Es la mejor solución ante la insatisfacción laboral?

"Realmente hay que ver esa insatisfacción de dónde proviene y entonces empezar a trabajar desde ahí. Cuando empiezas a trabajar con la persona y a rascar de dónde viene esa insatisfacción, la propia persona se puede dar cuenta de que a lo mejor no es por el hecho de tener más tareas o más responsabilidades, quizás no está alineado con los valores de la empresa o es el jefe quien le está quemando, y hay que hacer un cambio de trabajo por eso, no porque no le guste su trabajo". Eso fue lo que le ocurrió a Paco: "En el último trabajo que tuve me desencantó la cultura de la empresa, que se enfocaba mucho en que cada uno hiciese cosas por su cuenta, pero se traducía en hacer el trabajo de tres personas sin ayuda de nadie. Una cultura de empresa tan rígida hizo que cada vez estuviese más quemado, lo cual me desmotivaba mucho para seguir mejorando. Eso, junto con la comunicación tóxica y estar sobreexplotado, me hizo estancarme (y me llevó al despido)".

El equipo de psicólogos del Hub de Affor Health considera que cambiar de trabajo sí que puede ser una buena opción cuando te sientes desmotivado: "La desmotivación, entre otras cosas, puede afectar a nuestro bienestar psicológico y laboral, afectando a la productividad y rendimiento. Es necesario dedicarle tiempo y esfuerzo a encontrar algo que se alinee con nuestros intereses e inquietudes para poder encontrar una oportunidad laboral que nos motive y que nos haga crecer tanto personal como laboralmente". Este cambio, no tiene por qué ser radical.


"Muchos jóvenes buscan trabajos que no requieran ser los mejores ni les generen una carga mental excesiva"

Dejar los trabajos para los que han estado años estudiando para dedicarse a otra cosa y huir de la carga mental. Esto es lo que buscan muchos jóvenes, asegura el equipo de psicólogos: "Buscan trabajos que no les requieran ser los mejores ni les generen una carga mental excesiva. Esto se puede deber a la presión social, las expectativas altas, el miedo al fracaso, la crisis económica y la precariedad laboral. Muchos de ellos sienten que la educación formal no les asegura el éxito y optan por trabajos más prácticos y menos demandantes. Además, valoran más el equilibrio entre su vida personal y el trabajo, priorizando el autocuidado".

El autocuidado es fundamental para una generación que valora y pone el foco en su salud mental: " Dejaría de lado 'lo mío' si me compensa en calidad de vida", concluye Ana.


Fuente: El Confidencial.

jueves, 26 de septiembre de 2024

Los millennials ya son unos "vejestorios" para las empresas tech

La Generación Z le come la tostada a los profesionales mayores.

Un análisis oficial de la situación en el sector de las empresas tecnológicas en Estados Unidos demuestra que hay discriminación por edad.
Un nuevo estudio apunta a que los millenials ya se enfrentan a la discriminación por edad en el sector tecnológico. Al menos en Estados Unidos.  
"Los jóvenes son más inteligentes", dijo Mark Zuckerberg cuando tenía 22 años (este año ha cumplido 40) y la realidad empresarial parece darle la razón o al menos demostrar que no es la única persona en creer algo así.
Los datos publicados oficialmente en Estados Unidos muestran que la mano de obra tecnológica estadounidense es más joven que la mano de obra en general, y que la edad media de los profesionales del sector va reduciéndose con el paso de los años.
Los trabajadores tecnológicos menores de 25 años son cada vez más comunes, mientras que la proporción de trabajadores mayores de 40 años disminuye.

Crecen las personas muy jóvenes en el sector tech
Concretamente, un nuevo informe de la Comisión para la Igualdad de Oportunidades en el Empleo (Equal Employment Opportunity Commission o EEOC) publicado hace unos días analizó a más de 10 millones de trabajadores empleados en el sector tecnológico (que incluía a trabajadores de todos los sectores empleados en 56 funciones relacionadas con la ciencia, la tecnología, la ingeniería y las matemáticas) en 2022 y descubrió que casi el 41% tenían entre 25 y 39 años.
Por su parte, el número de personas menores de 25 años creció alrededor de un 9% cada año entre 2014 y 2022 y representaba el 7% de la mano de obra tecnológica en 2022, más de 20 veces la tasa de crecimiento de los trabajadores jóvenes en todas las industrias.
Según recoge Business Insider de manera sarcástica, "parece que una de las principales cualificaciones para conseguir un empleo en el sector tecnológico es poseer un certificado de nacimiento con fecha posterior a 1990". Y es que, "a los solicitantes de empleo se les evalúa en función de si encajan en la «cultura», y esa cultura suele brindar por la juventud".
Y lo dicen porque destaca que las denuncias por discriminación por edad son más frecuentes en las empresas de los mencionados sectores. Concretamente, las quejas por edad se encuentran en casi el 20% de las denuncias presentadas ante la EEOC, en comparación con el 15% en otros sectores.

Los valores de los profesionales mayores
Los autores del propio estudio afirman que "aunque la discriminación por edad perjudica a los trabajadores de más edad, la falta de diversidad de edad también puede perjudicar a las organizaciones, porque los estudios han demostrado que las plantillas diversas pueden tienen más potencial de mejorar el rendimiento de la empresa".
En el mismo estudio afirman que "se ha descubierto que los trabajadores de más edad tienen un mayor compromiso y son igual o más innovadores en comparación con sus homólogos más jóvenes".
"Sin embargo, si, por ejemplo, los empleadores estereotipan a los empleados de más edad como incapaces de innovar o de mantenerse al día con las nuevas tecnologías, tendencias y habilidades, estos empleados pueden experimentar un trato diferencial a la hora de obtener y mantener un puesto de trabajo".
Con estas palabras, el mencionado organismo público parece posicionarse con los directivos que se quejan de la falta de compromiso de la juventud con sus empresas o que cuestionan su ética laboral.
Los resultados muestran que las denuncias relacionadas con la edad son más frecuentes en el sector de la alta tecnología (19,8% de las denuncias frente al 14,8% en otros sectores). Las investigaciones recogidas por el mencionado organismo sugieren que a menudo se considera que los empleados de más edad no son innovadores o capaces de mantenerse al día con las nuevas tecnologías y habilidades y, por lo tanto, se les trata de forma diferente que a sus compañeros más jóvenes.
La discriminación por edad en el sector de la alta tecnología puede manifestarse de muchas formas, desde negarse a contratar a trabajadores de más edad, menos oportunidades de formación y promoción, o el despido de trabajadores mayores para sustituirlos por trabajadores más jóvenes.


lunes, 9 de septiembre de 2024

Habilidades para conseguir trabajo: ni suaves, ni fuertes, sino transversales

“Y ahora, ¿qué?”. Estas tres palabras representan un triángulo de las Bermudas en el que muchos universitarios que acaban los estudios ven desaparecer la brújula que orientaba su futuro hacia el mercado laboral.
Universidad y empleo han de entenderse unidos en una época en la que los retos del mundo profesional se multiplican de manera acelerada.
Las competencias que los recién titulados pueden aportar al mundo de la empresa tienen una importancia creciente. Por esta razón, en las instituciones universitarias surge el reto de formar a los estudiantes en habilidades para un trabajo y armonizar la oferta universitaria con la demanda de los empleadores.
Pero ¿cómo pasar de una universidad de tradición teórica a una universidad orientada a alcanzar un empleo digno? La primera clave para responder a esta pregunta es abrir la puerta a los expertos en talento para dibujar un mapa de cualificaciones, destrezas, aptitudes o competencias que nos hacen deseables para el mundo profesional.
No hablamos de habilidades duras ni blandas: hablamos de las habilidades con potencial laboral.

Habilidades para un trabajo: competencias transversales
Aunque las habilidades para un trabajo varían en función de la época concreta en la que nos encontremos (en poco tiempo harán falta conocimientos más específicos en materia de inteligencia artificial, por ejemplo, para todas las profesiones) y también según la especialidad profesional que elijamos (un especialista en biomedicina requerirá ciertas destrezas diferentes a las de un experto en ciberseguridad), los expertos en desarrollo de talento afirman que existen unas competencias transversales para todos los perfiles profesionales, independientemente de su formación concreta o del rango que ocupen.
Así, el Informe Adecco sobre el futuro del trabajo en España ya establecía en 2016 las siguientes habilidades para conseguir un trabajo como condición sine qua non en el año 2025, según su grado de importancia:
Las habilidades personales (coincidían el 92,5 % de los encuestados). Las habilidades personales son las que nos permiten relacionarnos con otras personas en función de las distintas situaciones y contextos en los que nos encontramos. Incluyen la comunicación, la empatía o la flexibilidad.
La adecuación cultural (87,5 % de los encuestados). La productividad y competitividad de una compañía mejoran si los conocimientos de los empleados se adecúan a la cultura empresarial, es decir, a la forma “de ser” de una empresa: su manera de actuar en el ambiente laboral, social y económico, sus objetivos y valores empresariales.
Las actitudes (82,5 % de los encuestados). La globalización supone un contacto continuo con culturas y costumbres muy diferentes. El conocimiento de las mismas y saber interrelacionarse son esenciales para poder obtener buenos resultados laborales. Las empresas son conscientes de ello y lo demandarán cada vez más.
Las habilidades técnicas (60,4 % de los encuestados). Las habilidades técnicas involucran el conocimiento de determinados procesos, técnicas o herramientas propias del cargo o área específica en que el trabajador desenvolverá sus tareas. Entre estas habilidades para conseguir un trabajo destacan las habilidades digitales, que cada vez son más importantes en el entorno laboral, independientemente del sector o el puesto a desempeñar
Las actividades extracurriculares y de voluntariado (60 % de los encuestados). Realizar actividades como el voluntariado, prácticas empresariales, haber realizado intercambios o haber estudiado en otro país con las becas Erasmus, por ejemplo, son algunas de las actividades extracurriculares que las organizaciones también tienen en cuenta.
Por otro lado, según datos de la Comisión Europea en el Año Europeo de las Competencias 2023, las pymes de la Unión Europea le dan cada vez más importancia a las siguientes habilidades transversales para conseguir un trabajo:
Habilidades blandas (68 % de las empresas encuestadas).
Habilidades digitales (62 %).
Y habilidades verdes (42 %).
Conocer esta realidad es clave si tenemos en cuenta que, según la misma investigación de la Comisión Europea, el 14 % de los empleos son altamente automatizables (y durante esta década el 32 % de los trabajos van a cambiar de manera notable debido a la IA) y nada menos que una cuarta parte de la fuerza laboral (un 24,5 % de los candidatos) no tiene competencias transversales que ayuden a adaptarse a este panorama cambiante.

Qué habilidades personales podemos trabajar
La Guía Salarial Adecco 2024, especializada por sectores, destaca diez competencias transversales para todo tipo de profesiones:
Mentalidad de crecimiento: los candidatos han de mostrar curiosidad y disposición para asumir riesgos y afrontar desafíos.
Toma de decisiones basadas en datos, con el objetivo de maximizar resultados y optimizar recursos.
Comunicación efectiva: capacidad para expresarse de manera clara, directa y responsable.
Resiliencia: se espera de los profesionales que tengan habilidad para superar obstáculos y manejar la frustración.
Flexibilidad: es una competencia clave, que se refiere a la adaptabilidad para trabajar en entornos cambiantes y poder utilizar nuevas herramientas.
Competencia digital, para poder desenvolverse en entornos digitales.
Alta productividad: un candidato más eficiente en la gestión del tiempo y el trabajo, que al mismo tiempo mantenga su bienestar personal, será más apreciado por los reclutadores.
Compromiso: se requiere de los profesionales responsabilidad para con la empresa, sobre todo en lo que se refiere al teletrabajo.
Aprendizaje autónomo: la capacidad y el interés por adquirir nuevos conocimientos de manera constante se valora cada vez más.
Trabajo en equipo: es imprescindible la colaboración efectiva con colegas, orientada siempre a alcanzar objetivos comunes.

¿Cómo demostramos las habilidades para un trabajo?
Para armonizar lo que necesitan las empresas con la formación que aportan las universidades es necesario conceptualizar de manera unívoca las diferentes competencias, y crear una escala de valoración de cada una de ellas que compartan tanto la comunidad educativa como el sector empresarial.
Se trata, en definitiva, de que el mundo académico y el profesional hablen el mismo idioma, tanto para formar en habilidades para conseguir un trabajo como para evaluar esa formación y evolución.
Y si hablamos de evaluación, sale a la palestra un concepto: microcredenciales. Estos sistemas de microcredenciales y open badges  son los grandes aliados para certificar las habilidades de los estudiantes y futuros candidatos.
Acreditados a través de sistemas como blockchain, permiten a los profesionales avalar las habilidades que los diferencian y, al mismo tiempo, ayudan a los reclutadores a encontrar de manera eficiente los perfiles que buscan en sus procesos de captación de talento.


miércoles, 28 de agosto de 2024

La mitad de los graduados lamenta que su primer trabajo no se relacione con sus estudios

Según los resultados del último estudio de Walters People, las personas que se han graduado en los últimos 12 meses sienten que sus estudios no les han proporcionado los conocimientos necesarios para enfrentarse al mercado laboral.

De ellos, el 72% siente que su grado no les ha dado “mayor ventaja” frente a candidatos que han cursado otro tipo de formación. Además, el 53% afirma que su actual trabajo no está relacionado con sus estudios.

Qué buscan los recién graduados

«Los recién graduados se están incorporando al mercado laboral más desafiante de los últimos años: menor número de vacantes y salarios que no se ajustan al incremento del nivel de vida, se unen a la alta competencia laboral derivada del trabajo en remoto que deslocaliza el trabajo”, apunta Javier García, Manager en Walters People.

“Vemos como tendencia entre los profesionales de la generación Z que ahora dedican más tiempo a la búsqueda de empleo, ya que ponen más énfasis en el disfrute de su trabajo, los valores de la empresa, así como el equilibrio entre la vida personal y profesional de como lo hacían sus padres”, comenta García.

Con un mercado frágil debido a la coyuntura económica, las empresas están buscando profesionales que cuenten con cierta experiencia que les permita comenzar a trabajar cuanto antes. De hecho, los recortes presupuestarios provocan una menor inversión en formación y capacitación al empleado, por lo que la experiencia laboral es mucho más atractiva en un proceso de selección que un título universitario.

Es común que los recién graduados comiencen a trabajar en un puesto que no está relacionado con el campo que estudiaron, por lo que muchos de ellos llegan a replantearse su trayectoria profesional para conseguir empleo.

Cuando se les pregunta sobre qué es más importante para ellos a la hora de buscar su primer empleo, el 38% prioriza la progresión de carrera y el 35% el salario, frente al 15% que prefiere un puesto en su área de estudio o (13%) estabilidad laboral.

“Los recién graduados tienen sus ojos puestos en un plan de carrera ambicioso y estable. Es por ello que quieren sentirse seguros sabiendo que hay un plan claro para ascender dentro de la organización, acompañado de una escala salarial acorde”, matiza García.


Fuente.



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