La situación actual del entorno laboral está demandando
que los trabajadores tengan una actitud predispuesta al cambio permanente. Las
empresas tienen que adaptarse a su entorno para ser competitivos y sobrevivir,
por ello, introducen continuamente cambios en los sistemas de producción y
comercialización y como consecuencia, en los puestos de trabajo. Esto hace que
sus trabajadores, si quieren conservar su empleo, tengan que adaptarse a
continuos cambios tecnológicos y a la reestructuración de sus puestos de
trabajo. Desde esta perspectiva, la formación es y será cada vez más la
herramienta fundamental para adaptarse a las necesidades cambiantes del mercado
laboral.
El trabajador hoy se enfrenta a necesidades concretas en
el nuevo entorno laboral. El sistema productivo, actualmente demanda no sólo
personas que tengan unos conocimientos específicos relativos a un área
ocupacional concreta, sino también una determinada manera de ser y hacer
(adaptabilidad y sentido funcional) que no se deriva de la cantidad y tipo de
conocimientos, sino de la capacidad personal para tratar y modificar
información. Las empresas necesitan que sus trabajadores tengan una
actitud de aprendizaje continuo, flexibilidad, polivalencia y
multifuncionalidad, capacidad de trabajo en equipo y habilidades de
comunicación y negociación.
Cada vez es más importante la capacidad de innovación
dentro de las empresas. Esta circunstancia es vital para las empresas
condenadas a reaccionar en un ambiente cada vez más imprevisible respecto a la
identidad y carácter de sus futuros competidores, a la rapidez de los cambios
técnicos ya la inconstancia de los gustos de los consumidores; lo que obliga a
todos los componentes de la empresa a emplear todos los recursos disponibles de
iniciativa y creatividad.
En general, las empresas buscan y valoran que sus
profesionales cumplan los requisitos de polivalencia, flexibilidad, rapidez en
la toma de decisiones, capacidad de trabajo en equipo y habilidades de
comunica- ciÓn, integración, responsabilidad, y alta
motivación. Estas características, van a impulsar hacia una organización más
colectiva v más participativa.
Estas nuevas tendencias en la organización de la empresa
ponen en relevancia la importancia de la integración y la participación para
alcanzar los objetivos marcados, en beneficio de las formas que mejoran la
colaboración, la cooperación, la negociación en la empresa, y que permiten el
dialogo con los trabajadores y entre los trabajadores. Esto hará que la
comunicación y la negociación, junto con la formación, la participación y la
motivación sean puntos básicos en el proceso de adaptación a un entorno laboral
cada vez más dinámico y flexible.