Aspectos a los que debemos prestar atención cuando nos
enfrentamos a una entrevista:
1. Mostrarse prepotente: Esto es algo que puede hacerse
incluso inconscientemente a través del lenguaje no verbal, cuando adopto una
postura ante quien me entrevista que denota una actitud soberbia, o a través de
la comunicación verbal, como por ejemplo:
- ¿Podría hablarme sobre alguno
de sus puntos débiles?
- Pues… Ahora mismo no me doy
cuenta de ninguno.
Aprovecho para
insistir aquí en la importancia del autoanálisis, fundamental desde la
definición del objetivo profesional hasta la superación de un proceso de
selección. Y con respecto a nuestros puntos débiles recordad siempre elegir aquellos que no
interfieran de forma irrevocable en el desempeño de nuestro futuro trabajo y
evitad quedaros con aquellos adjetivos que constituyen el “top 5 de la reformulación
positiva”, y que acaban pareciendo tópicos.
2. Dar dos besos
en lugar de estrechar la mano: Sin entrar a debatir sobre si la iniciativa
del saludo debe quedar en manos del entrevistador o del entrevistado, sí me
parece fundamental que el
candidato recuerde que se haya en un contexto formal, en el que el “protocolo”
establece el estrecharse la mano como forma de saludo correcta y profesional.
3. Inclinarse
cual Torre de Pisa para tratar de averiguar lo que la persona que realiza la
entrevista está escribiendo: Creo que es una de las cosas que más
candidatos han hecho en las
entrevistas en las que he participado, y también apostaría que es una de las
que más negarían. Incluso cuando alguien reconoce hacerlo te dice: “pero lo
hago sin que se den cuenta”. ¿Cómo? ¿Haciéndote invisible? Si precisamente uno de los aspectos
a los que permanente le están prestando atención es a tu lenguaje no verbal.
Consejo: Sé consciente de lo que dices pero también de
los que tu cuerpo dice por ti. Y ten en cuenta que si estoy tomando notas
será porque has dicho algo que me interesa recordar o comprobar. Si acabases de
meter la pata, no necesitaría anotarlo, simplemente te dejaría fuera del proceso.
4. Mordisquear el
lápiz que hay sobre la mesa de la persona que lleva a cabo el proceso de
selección: cierto es, que al extremo de mordisquear mi lápiz sólo ha llegado un
candidato en toda mi
vida profesional, pero son muchos y muchas los que han jugueteado con algún
objeto de la mesa. Es importante hacer hincapié que si bien contamos con que el
candidato pueda manifestar un cierto nerviosismo, este no
debe superar nuestra capacidad de autocontrol.
5. “Saltar en la
silla”: Relacionado con el anterior punto. Esto les sucede a aquellas
personas que “queman” los nervios haciendo rebotar la punta del pie contra el
suelo. Transfiriendo sin querer ese movimiento a todo su cuerpo y mostrando a
gritos el estado de nerviosismo del candidato o candidata.
6. Solicitar un
puesto de trabajo “a medida”:
- ¿Tiene disponibilidad
horaria?
- Si, puedo venir los lunes y
miércoles por la mañana pero no más de 5 horas y los martes y jueves por
las tardes, aunque no antes de las 4…
Si tengo alguna limitación o preferencia horaria sería
interesante manifestarlo en el curriculum o en el formulario. De no haberlo
hecho, deberemos escuchar la propuesta de la empresa y aceptarla o rechazarla
en su caso. Y siempre siendo conscientes de cuál es la jornada y el horario
habitual del puesto o sector al que aspiramos.
7. Bañarse en
perfume: Habitualmente, al menos en mi caso, las entrevistas transcurren en
despachos pequeños en los que un olor penetrante produce un profundo malestar
que impide centrar la atención en lo que el candidato está diciendo. Más allá
de la anécdota del perfume mareante quedémonos con que debemos evitar cualquier
elemento que distraiga la atención del seleccionador, es decir, nada de
excesos, ni de elementos llamativos sea ropa, peinado, maquillaje,
complementos… Ojo, porque otra cosa muy distinta es que yo elija llevar un
complemento, como pueda ser una corbata o un pañuelo, en un color llamativo por
ser este un elemento corporativo de la empresa
8. Fijar la
vista en un punto: Algo en lo que insistimos cuando damos consejos sobre
qué se debe hacer en una entrevista es en mantener contacto visual, a lo que
solemos seguir con la indicación de que en un momento dado, podamos fijar la
vista en un punto próximo a los ojos para “descansar”. El problema viene cuando
nos quedamos en ese punto fijo y no volvemos a mirar a los ojos a la persona
que nos entrevista.
9. Tratar al
entrevistador/a como si fuera de la familia: Esto pasa sobre todo cuando el
candidato se encuentra frente a un seleccionador con una edad próxima a la
suya, y que se muestra cordial, afable, sonriente… Entonces, el candidato se
siente a gusto y se olvida de que está en un proceso de selección, baja la guardia
y con casi toda certeza, comete algún error.
10. Criticar al
anterior jefe/a: No te conozco, no sé si eres una persona que dice las
cosas como son o que no asume sus responsabilidades y siempre echa la culpa al
otro. No sé si el malo de la película que me acabas de contar es realmente tu
jefe o eres tú que estás echando balones fuera. Evita criticar a tus anteriores
jefes y si debes hacerlo que sea desde un punto de vista constructivo.
Sustituyamos cosas como “era un impresentable, un tirano, un irresponsable….”
Por “le costaba delegar tareas, no se comunicaba bien con el equipo…”
La entrevista es la reina de los
procesos de selección. Es la única que siempre va a estar
ahí, independiente del puesto, del presupuesto con el que se cuente
para llevar a cabo el proceso, del tamaño de la empresa de si cuenta con
departamento de recursos humanos o no… Por tanto, invirtamos tiempo en
prepararla y demos un paso más hacia la consecución de un empleo.
Fuente (artículo completo): Carmen Robledo